Eso fue todo lo que hizo falta.
Siempre estamos buscando formas de mejorar logísticamente, no solo para aumentar la eficiencia y ahorrar todo tipo de recursos, sino también para llegar a más personas con un servicio de mayor calidad.
Bastó cambiar la etiqueta de nuestras cajas e introducir un código QR para mejorar el proceso de embalaje en la cámara frigorífica, garantizando que no haya errores y que todos reciban exactamente los productos que solicitaron.
Además, cambiamos la etiqueta de las bandejas de microvegetales para incluir la información del envío, también con un código QR, que permite a la transportadora escanear la guía de transporte, verificar el pedido y acceder directamente a la factura.
Gracias a esto, todas las facturas ahora se envían exclusivamente de forma electrónica, abandonando la versión física en papel con cada pedido.
No solo evitamos impresiones innecesarias, sino también los sobres plásticos en los que se enviaban las facturas, ahorrando tiempo—mucho tiempo—para dedicarnos a tareas más valiosas.
Más tiempo. Menos recursos.
¿Quién diría que una simple etiqueta tiene el poder de cambiarlo todo?