Este año no hemos logrado cumplir con las expectativas. Tenemos grandes cantidades de tupinambo saliendo de la huerta y menos pedidos.
El año pasado vendimos 200 kg, lo que nos motivó a aumentar la producción. Pensamos que el producto iba a ganar cada vez más popularidad, pero hasta ahora, la demanda no ha sido la que esperábamos.
¿Será que no lo promocionamos lo suficiente?
¿Será que no supimos despertar la curiosidad en quienes nunca lo han probado?
¿Será que el producto perdió su encanto para quienes ya lo conocían?
¿Habremos sido poco eficaces en comunicar el valor del trabajo de quienes lo plantaron, cuidaron, cosecharon y empaquetaron, todo a mano?
¿O será el precio?
El tupinambo es un superalimento con un enorme potencial, pero a veces, cuando no se comprende su valor, la gente asume que “si es caro, no lo vale”. Y aquí estamos para decir lo contrario: vale MUCHO la pena.
Somos seres de hábitos arraigados. Es cierto que el tupinambo es un producto diferente, pero puede trabajarse fácilmente con calidad. Y el precio refleja eso. Conocemos su versatilidad en la cocina y, aunque el mercado no esté reaccionando como quisiéramos, seguimos creyendo en el producto. Es una de esas cosas cuyo valor solo se reconoce cuando escasea.
Estamos trabajando para que, aunque haya menos demanda en este momento, el tupinambo siga siendo un producto estrella en nuestra huerta.
Después de todo, así es la agricultura: a veces hay abundancia, a veces escasez, y en ocasiones, lo que tenemos disponible no es necesariamente lo que el mercado busca en ese momento. De cualquier manera, seguimos confiando en lo que hacemos y siempre listos para dar lo mejor de nosotros.