Esta semana nos dedicamos a la limpieza profunda de nuestros invernaderos, una tarea esencial que estaba pendiente, arrastrada en la carpeta de los “por hacer”.

Un gesto aparentemente simple, pero fundamental.
Al fin y al cabo, son los pequeños gestos diarios, las pequeñas mejoras continuas que a menudo pasan desapercibidas, las que se acumulan y producen resultados verdaderamente transformadores y una base sólida para el futuro.

Las grandes metas se alcanzan con buenos hábitos y los buenos hábitos surgen del efecto combinado de cientos de pequeños actos, ya sea limpiar los invernaderos o automatizar procesos, y nosotros, vamos mejorando cada día.